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Salmo 55
Escucha mi oración, oh Dios; ¡no pases por alto mi grito de auxilio! Por favor, escúchame y respóndeme, porque las dificultades me abruman. Mis enemigos me gritan, me lanzan perversas amenazas a viva voz. Me cargan de problemas y con rabia me persiguen. Mi corazón late en el pecho con fuerza; me asalta el terror de la muerte. El miedo y el temblor me abruman, y no puedo dejar de temblar. Si tan solo tuviera alas como una paloma, ¡me iría volando y descansaría! Volaría muy lejos, a la tranquilidad del desierto. Interludio Qué rápido me escaparía lejos de esta furiosa tormenta de odio. Confúndelos, Señor, y frustra sus planes, porque veo violencia y conflicto en la ciudad. Día y noche patrullan sus murallas para cuidarla de invasores, pero el verdadero peligro es la maldad que hay dentro de la ciudad. Todo se viene abajo; las amenazas y el engaño abundan por las calles. No es un enemigo el que me hostiga, eso podría soportarlo. No son mis adversarios los que me insultan con tanta arrogancia, de ellos habría podido esconderme. En cambio, eres tú, mi par, mi compañero y amigo íntimo. ¡Cuánto compañerismo disfrutábamos cuando caminábamos juntos hacia la casa de Dios! Que la muerte aceche a mis enemigos; que la tumba se los trague vivos, porque la maldad habita en ellos. Pero clamaré a Dios, y el Señor me rescatará. Mañana, tarde y noche clamo en medio de mi angustia, y el Señor oye mi voz. Él me rescata y me mantiene a salvo de la batalla que se libra en mi contra, aunque muchos todavía se me oponen. Dios, quien siempre ha gobernado, me oirá y los humillará. Interludio Pues mis enemigos se niegan a cambiar de rumbo; no tienen temor de Dios. En cuanto a mi compañero, él traicionó a sus amigos; no cumplió sus promesas. Sus palabras son tan suaves como la mantequilla, pero en su corazón hay guerra. Sus palabras son tan relajantes como una loción, ¡pero por debajo son dagas! Entrégale tus cargas al Señor , y él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan. Pero tú, oh Dios, mandarás a los perversos a la fosa de destrucción; los asesinos y los mentirosos morirán jóvenes, pero yo confío en que tú me salves.
Salmos 55:1-23 NTV
David describe un momento de su vida de traición y decepción de personas muy cercanas. Dice que podría soportar que su enemigo lo hostigue y lo insulte pero el dolor que sentía por su amigo lo llevo a desear tener alas como una paloma para irse lejos, escapar y poder hallar descanso.
Creo que todos podemos identificarnos con lo que estaba viviendo David, momentos dónde se sintió defraudado, decepcionado y traicionado; fueron procesos dolorosos como la rebelión de su hijo absalom quien planeaba, junto a un amigo cercano, quitarle su trono.
Infidelidades, engaños, robos, mentiras, jucios de hombres, sentirte usado, acusado de algo que no hiciste, no hablaste, críticas injustas, abusos, promesas incumplidas. Cuántas situaciones hemos enfrentado cada uno de nosotros.
En mi vida personal puedo decirte que la oración, el perdón, el amor han hecho una gran diferencia para darle la espalda a todo lo que representa un doloroso pasado. Este salmo nos da una clave fundamental para alcanzarlo: "Entrégale tus cargas al Señor , y él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan" por más piedras que te tiren en tu camino, si tu prioridad es el Señor El no permitirá que caigas. El te sostendrá, te sanará y restaurará para que puedas tomar todas estas piedras y construir tu vida. Los procesos, situaciones difíciles los usará Dios para edificar en ti sabiduría, madurez y conocimiento de quien dió la vida por ti.
David oraba a Dios aún en medio de la angustia y confiaba en El. Que la oración sea nuestro refugio en tiempos difíciles.
Oremos con el salmo 55
Hermoso Jesús te damos gracias por tu amor incondicional por rescatarnos una y otra vez de situaciones difíciles, por darnos un corazón humilde que perdona.
Hoy te presentamos nuestras cargas como lo hizo David y sabemos que tu nos sostendrás, sanarás y fortaleceras para darle la espalda a todo dolor del pasado. Nuestra confianza está en ti todo el tiempo! Nuestros ojos buscan tu presencia de mañana, de tarde y de noche.
Ayúdanos a escapar de toda tormenta de odio, temor que se levanta a nuestro alrededor sabemos que tu eres nuestro refugio en tiempos difíciles. Tu nos rescatas y nos mantienes a salvó de toda batalla que se libre en nuestra contra. Confiamos en que tu señor nos salves.
En el nombre de Jesús!
Amen
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