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El amor en acción
“Dios preside el consejo celestial; entre los dioses dicta sentencia: «¿Hasta cuándo juzgarán injustamente y favorecerán a los malvados? Selah Defiendan la causa del débil y del huérfano; háganles justicia al pobre y al oprimido. Salven al débil y al necesitado; líbrenlos de la mano de los malvados.» Ellos no saben nada, no entienden nada. Deambulan en la oscuridad; se estremecen todos los cimientos de la tierra. »Yo les he dicho: “Ustedes son dioses; todos ustedes son hijos del Altísimo”. Pero morirán como cualquier mortal; caerán como cualquier otro gobernante». Levántate, oh Dios, y juzga a la tierra, pues tuyas son todas las naciones.” Salmo 82:1-8 NVI https://bible.com/bible/128/psa.82.1-8.NVI
Hace unos años leí el libro La Revolución del Amor de Joyce Meyer. Este libro me hizo llorar tanto desde el principio hasta el final y dejó muchas enseñanzas en mi vida. Una de ellas, que intento practicar en mi diario vivir, es mostrar amor a través de pequeños actos como: dar mi tiempo y mi dinero a otros con necesidad, ser paciente, ayudar, escuchar, servir, tomar en cuenta a alguien o decir algo agradable que alegre su día, orar e interceder por ellos.
Amar es más importante que ser amado, y cuando decides amar a otros, el amor de Jesús crece en ti y puedes experimentarlo llenándote de su plenitud.
El egoísmo es una gran epidemia en los tiempos que vivimos, pero cuando nos alejamos de esa fuerza que nos lleva a centrarnos en nosotros mismos, podemos ver la necesidad de otros, y las nuestras serán suplidas a medida que descansamos en Dios. Como Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35). Tenemos que vencer el egoísmo que nos hace orgullosos y arrogantes, que nos desconecta de otros y del plan de Dios. ¡Hay muchos que están esperando por algo que tú tienes! Tienes mucho que dar, no te limites.
Quiero compartirte el lema de este libro:
Me dedico a la compasión y rindo mis excusas. Me opongo a la injusticia y me comprometo a practicar sencillos actos del amor de Dios. Me niego a no hacer nada. Esa es mi resolución. Yo soy la Revolución del Amor.
Te invito a ser parte de la revolución del amor de Dios y que podamos ser transformados mientras Él nos cambia, mientras amamos a otros, mientras somos parte de la justicia de Dios en la tierra.
Oremos con el Salmo 82:
Padre, hoy venimos delante de ti anhelando vivir conforme a tu voluntad y a tu plan para nuestra vida y nuestra familia. Te pedimos que traigas revelación del conocimiento de ti, que podamos tener compasión y misericordia de muchos que hoy están con necesidades económicas, físicas, espirituales, emocionales y familiares, que nuestros cuerpos puedan ser instrumentos de justicia en tus manos, que podamos extender nuestros brazos para ayudar a los débiles, a los huérfanos, al pobre y al oprimido. Salva al débil y al necesitado como lo dice este Salmo, a través de los dones y talentos que nos has confiado, y que seamos testigos de cómo tu amor se expande en esta tierra. ¡Úsanos para ser parte de la revolución de tu amor! Que cuando regreses, Jesús, encuentres fe en la tierra y a nosotros haciendo nuestra parte con lo que tú nos has confiado.
¡Te amamos!
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