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Salmo 50
Habla el Señor , el Dios de dioses: convoca a la tierra de oriente a occidente. Dios resplandece desde Sión, la ciudad bella y perfecta. Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye, y en torno suyo ruge la tormenta. Dios convoca a los cielos y a la tierra, para que presencien el juicio de su pueblo: «Reúnanme a los consagrados, a los que pactaron conmigo mediante un sacrificio». El cielo proclama la justicia divina: ¡Dios mismo es el juez! Selah «Escucha, pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu Dios, el único Dios! No te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos, que siempre me ofreces. No necesito becerros de tu establo ni machos cabríos de tus apriscos, pues míos son los animales del bosque, y mío también el ganado de los cerros. Conozco a las aves de las alturas; todas las bestias del campo son mías. Si yo tuviera hambre, no te lo diría, pues mío es el mundo, y todo lo que contiene. ¿Acaso me alimento con carne de toros, o con sangre de machos cabríos? ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás». Pero Dios le dice al malvado: «¿Qué derecho tienes tú de recitar mis leyes o de mencionar mi pacto con tus labios? Mi instrucción, la aborreces; mis palabras, las desechas. Ves a un ladrón, y lo acompañas; con los adúlteros te identificas. Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño. Tienes por costumbre hablar contra tu prójimo, y aun calumnias a tu propio hermano. Has hecho todo esto, y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte. »Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve. Quien me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación».
Salmo 50:1-23 NVI
El número 50 en la biblia representa en varias historia salvación y liberación.
En Génesis 18 Abraham intercede ante Dios por Sodoma y Gomorra, dos ciudades apartadas de Dios. Gobernadas por maldad, pecado y corrupción, un panorama muy parecido al actual
Entonces se acercó Abraham al Señor y le dijo: —¿De veras vas a exterminar al justo junto con el malvado? Quizá haya cincuenta justos en la ciudad. ¿Exterminarás a todos, y no perdonarás a ese lugar por amor a los cincuenta justos que allí hay? ¡Lejos de ti el hacer tal cosa! ¿Matar al justo junto con el malvado, y que ambos sean tratados de la misma manera? ¡Jamás hagas tal cosa! Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? El Señor le respondió: —Si encuentro cincuenta justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad.
Génesis 18:23-26 NVI
Dios estaba dispuesto a perdonar esas ciudades si encontraba 50 justos por la intercesión de Abraham. Termino Abraham intercediendo por 10 personas y no las pudieron encontrar, el juicio para estás ciudades fue inminente. Fueron destruidas con fuego que cayó del cielo. Pero a.tes de esto Dios busco quien se parará en la brecha para derramar su misericordia.
Este salmo 50 nos habla de Dios cómo Juez en el versículo 4 nos dice Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye, y en torno suyo ruge la tormenta. Dios convoca a los cielos y a la tierra, para que presencien el juicio. En el aeropuerto cuando esperas para abordar hay varios llamados antes de que el avión despegue. La alarma de fuego suena para avisarte que algo está pasando y tengas tiempo de salir.
La misericordia de Dios sobrepasa nuestra mente humana y nuestro corazón imperfecto. En el versículo 14 y 15 de este salmo nos dice: ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás».
El juicio de Dios lo precede la misericordia. Dios siempre nos está dando oportunidades, El esta convocando a sus hijos, hablándoles a través de su palabra y en la intimidad. El nos está llamando a la oración, a la intercesión, al ayuno, al arrepentimiento.
La alarma está sonando, la llamada a abordar ya está hecha. Ahora es nuestro trabajo interceder por los 50, clamar por misericordia, arrepentimiento. Chequear el corazón, buscar la pureza, la santidad, ofrecer a Dios gratitud, cumplir las promesas, para que en el día de la angustia el nos libere y nosotros lo honremos.
Oremos con el salmo 50
Hermoso Jesús te amamos. Te damos nuestra adoración solo a ti! Venimos con gratitud y con un corazón disponible para que tu nos transformes, nos cambies. Reconocemos que tus juicios vienen a la tierra para poner orden, para traer obediencia, arrepentimiento, salvación. Te pedimos perdón y nos arrepentimos ante ti por todo lo que no te agrade. Hoy venimos acudiendo a tu misericordia e intercediendo por muchos que no te conocen y por muchos que están lejos de tu santidad, verdad, pureza y amor. Señor encuentra los 50 justos que te pidió Abraham en la tierra, que esos 50 representen multitudes que te conozcan en este tiempo. Señor que nuestro clamor de arrepentimiento sobrepase la injusticia que estás viendo en la tierra. Perdona la tierra Señor, perdona el pecado, perdona la sangre derramada, perdona las muertes inocentes, perdona la inmoralidad, perdona el engaño, la idolatria, el odio, las divisiones. Señor hoy levantamos nuestra oración para que sanes la tierra. Nos paramos en justicia por la sangre de Jesús. Señor acudimos a ti en el momento de angustia que vive la tierra y sabemos que tu nos libraras y nosotros te honraremos.
En el nombre de Jesús!
Te amamos.
Amen.
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