”En verdad, ¡cuán bueno es Dios con Israel, con los de corazón puro! Yo estuve a punto de caer; poco me faltó para que resbalara. Sentí envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de esos malvados. Ellos no tienen ningún problema; su cuerpo está fuerte y saludable. Libres están de los afanes de la gente; no les afectan los infortunios humanos. Por eso lucen su orgullo como un collar y hacen gala de su violencia. Están que revientan de malicia y hasta se les ven sus malas intenciones. Ellos se burlan, hablan con maldad, y arrogantes oprimen y amenazan. Con la boca increpan al cielo y su lengua se pasea por la tierra. Por eso la gente acude a ellos y bebe sus palabras como agua. Hasta dicen: «¿Cómo puede Dios saberlo? ¿Acaso el Altísimo tiene entendimiento?». Así son los malvados; sin afanarse, aumentan sus riquezas. En verdad, ¿de qué me sirve mantener mi corazón limpio y mis manos lavadas en la inocencia, si todo el día me golpean y de mañana me castigan? Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos», habría traicionado al linaje de tus hijos. Cuando traté de comprender todo esto, me resultó una carga insoportable, hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí el fin que les espera: En verdad, los has puesto en terreno resbaladizo y los empujas a su propia destrucción. ¡En un instante serán destruidos, totalmente consumidos por el terror! Como quien despierta de un sueño, así, Señor, cuando tú te levantes, los despreciarás como una ilusión. Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia! Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi corazón, pero Dios es la roca de mi corazón; él es mi herencia eterna. Perecerán los que se alejen de ti; tú destruyes a los que te son infieles. Para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras.“
Salmo 73:1-28 NVI
El autor de este salmo estaba turbado por el éxito, prosperidad, fortaleza, salud y libertad en personas con una vida de pecado, orgullo, arrogancia y aun de cuestionamientos a Dios
Entrar al Santuario de Dios cambia nuestra perspectiva y nos libera de falsas cargas. El Buscar la presencia de Dios, su consejo, fue lo que trajo seguridad autor y cambio su manera de ver las personas y aun su propia vida. La manera en que nos vemos esta influenciada por vivencias pasadas, cultura, tradición, educación, hábitos, relaciones pero la manera de Dios ver nuestra vida es pura, sincera, verdadera, y justa.
Escuchar la vos de Dios llenándote de paz, gozo, calma, descanso, sabiduría del cielo y claridad con relación a lo que estas viviendo Sera fundamental para tomar las decisiones correctas, para tratar a otros con justicia, misericordia y compasión.
satanas tiene las mismas estrategias desde que se revelo y su interés es que no escuchemos a Dios, no entremos a su Santuario, no tengamos claridad sino que vivamos bajo la influencia del temor, la envidia, los celos, el enojo, la ira, el afán, la culpabilidad, la critica destructiva, el orgullo, el egoísmo el nos quiere robar nuestra identidad de hijos y volvernos esclavos de sus mentiras pero Jesus murió en la Cruz para que nosotros fuéramos perdonados y redimidos de toda estrategia de satanas hoy podemos tener la certeza como lo dice el salmo en el versículo 26 ”Podrán desfallecer mi cuerpo y mi corazón, pero Dios es la roca de mi corazón; él es mi herencia eterna.“
Oremos:
Gracias Jesus por que por ti hoy somos dignos de entrar en el Santuario de Dios para comprender nuestra realidad y la de muchas personas que hoy no están contigo sabemos que eres un Dios justo y tus juicios son una expresion de amor para traer corrección y acercarnos a ti. Que hoy podamos rendir nuestro corazón y tu lo purifiques.
Hoy proclamamos sobre nuestras vidas que estaremos siempre contigo, pues tú nos sostienes de la mano derecha. Nos guías con tu consejo y más tarde nos acogerás en gloria. Podrán desfallecer nuestro cuerpo y corazón, pero tu eres la roca de nuestro corazón; eres nuestra herencia eterna. Para mí el bien es estar cerca de Dios. Señor eres Soberano nuestro refugio para contar todas sus obras.
Te amamos en el nombre de Jesus
Amen!!
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