La adoración a Dios produce corazones abiertos

Levítico 10,11,12 Hechos 16

(Devocional http://enewhope.org/bible/index.php)

"Para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio" Levítico 10:10

"Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía." Hechos 16:14

El corazón de Lidia, una mujer que adoraba a Dios, se abrió para que estuviera atenta a lo que Pablo decía. Nuestra adoración a Dios llama su atención y hace que El se mueva a nuestro favor.

Cuando Lidia adoro desato una bendición a su casa: la salvación de toda su familia y el privilegio de tener uno de los Apóstoles en su casa. Su corazón estaba alineado a la voluntad de Dios, ella estaba atenta a lo que sucedía en el mundo Espiritual y por esta razón tuvo acceso.

Muchas veces estamos desenfocados de lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas porque nos hace falta adorarlo, amarlo, expresarle con nuestras palabras lo importante que es, reconocer quien es El; dedicarle tiempo, escucharlo y recibir dirección para nuestras vidas. En momentos de prueba es difícil estar enfocados pero debemos esforzarnos para que la esa situación no nos robe el gozo de adorarle. Cuando lo haces en medio de dificultades experimentaras rompimientos y milagros.

Debemos anhelar un corazón adorador que se deleite en la presencia de Dios y esa adoración nos prepare para recibir lo que Dios hoy tiene para nosotros; nuestra adoración producirá cielos abiertos a nuestra vida. Nada mejor que oler a su presencia y ese olor lo consiguimos adorando.

Oremos

Señor quiero adorarte, mis labios reconocen quien eres tu; eres grande, eres fiel, digno, no hay nada ni nadie mejor que tu, eres hermoso, todopoderoso, majestuoso, eres verdadero, eres el amor, eres lo mejor que tengo, reconozco tu grandeza, tu poder; te doy toda la gloria a ti, eres Santo, maravilloso y te amo con todo mi corazón.